Cuauhtémoc, el último emperador mexica descansa en un escondido poblado de la Sierra de Guerrro, llamando Ixcateopan ‘El altar de la patria’ donde cada año ocurre la celebración de su natalicio el 23 de febrero con tradiciones milenarias.
A esta fiesta anual, que se realiza del 21 al 23 de febrero en honor al Tlatoani, acuden grupos de danza de todo el país que llegan en caravana o procesión para ofrendar y mostrar su respeto, a la figura que se ha convertido en el máximo símbolo de identidad y la resistencia cultural mexicana: Cuauhtemoc ‘El águila que desciende’.
Primeramente los fieles llegan Ixcateopan por una carretera poco transitada y con muchas curvas, incluso hay tramos que no están pavimentados. Así, al llegar al templo que alberga los restos del emperador, se percibe algo diferente, una presencia intangible que envuelve todo aquel que pisa el santuario.
Desde temprano los grupos entran a ofrecerle ceremonias y danzas a Cuauhtémoc. Así mismo, fuera del templo, en la plaza frente al Palacio Municipal se encuentran artesanos del pueblo y de diferentes partes de la República, además de comida de la región y música para la gran fiesta.
Al mismo tiempo se llevan a cabo otras tradiciones como el Atado de Tilma que es una ceremonia nupcial prehispánica. A la par masajistas prehispánicos ofrecen sus servicios para aliviar y poner en armonía el cuerpo y mente de los asistentes.
Aquí el video de la celebración al Tlatoani Cuauhtémoc por su nacimiento
Fuente: Viajefest
Esta es la consigna que dejó el undécimo Tlatoani (Gran Portador de la Palabra) de Mexhiko Tenochtitlan que nació el 23 de Febrero 1496.
«LA CONSIGNA DE KUAUHTEMOK «
Nuestro sol se ha ocultado, nuestro sol ha escondido su rostro y en completa oscuridad hemos quedado. Pero tenemos la certeza que otra vez vendrá, que volverá a salir y nuevamente habrá de alumbrarnos.
En tanto, mientras permanezca allá en el lugar de los muertos, reunámonos pronto, y resguardemos dentro de nuestros corazones todo aquello que amamos y que sabemos que es nuestro tesoro, aquello que para nosotros es como piedras preciosas.
Protejamos nuestros recintos dedicados al principio creador, nuestras escuelas de altos estudios, nuestro campo del juego de pelota, nuestras escuelas para jóvenes, nuestras casas de canto.
Que solitarios queden nuestros caminos, y que sean nuestros hogares los que nos cuiden hasta que salga otra vez nuestro nuevo sol.
Venerables padres, venerables madres de todos nosotros, nunca nos olviden, hablen con sus jóvenes, enseñen a sus hijos mientras vivan, que buena ha sido nuestra amada ANAHUAC, donde nuestros TETEO TZINTZIN HUAN nos protegen, por nuestro respeto y humildad.
Díganles que lo hemos heredado de nuestros abuelos, y que luego nuestros padres lo sembraron con gran entusiasmo en nuestro corazón.
Ahora nosotros entregamos la tarea a nuestros hijos: No lo olviden, informen a sus hijos como será su elevación, como otra vez se levantará nuestro venerable Sol, como dignamente mostrará su fuerza»
Mientras permanezca el mundo, jamás perecerá la gloria y la fama de Mexhiko- Tenochtitlan.