De norte a sur fue territorio de batalla contra la dominación Española. Estos sitios históricos de la Independencia de México ahora guardan la memoria de los héroes que nos liberaron del yugo de la colonia.
Lo que no sabías de la Independencia de México, 10 datos curiosos
Desde Querétaro en 1810 donde se reunían los conspiradores, pasando por Guanajuato donde el cura Miguel Hidalgo llamó a la población con el famoso Grito de Dolores, hasta la Ciudad de México donde el Ejército Trigarante hizo su entrada triunfal en 1821.
Casa de la Corregidora
Querétaro fue clave para la lucha independentista, aquí se gestó la conspiración en grupos literarios de criollos influyentes donde se difundían las ideas de la Ilustración, prohibidas por la Iglesia católica.
En la casa de Doña Josefa Ortíz de Domínguez, esposa del corregidor Miguel Domínguez se reunían una de estas comunidades de intelectuales.
Los insurgentes ya habían planeado que el primero de octubre de 1810, fuera el levantamiento en armas. Sin embargo, la conspiración fue descubierta por un infiltrado, así que se tuvo que adelantar al 16 de septiembre.
Por esta razón el corregidor Miguel Domínguez fue obligado a hacer un cateo en las casas de la ciudad para aprehender a los líderes. Para protegerla, encerró a su esposa en un cuarto bajo llave.
No obstante Doña Josefa dio aviso desde su casa a los insurgentes dando zapatazos contra el suelo que fueron escuchados por el alcalde Ignacio Pérez que alertó a Allende, quien en las primeras horas del 16 de septiembre, llegó a la casa cural de Dolores, donde se hallaba Miguel Hidalgo, ambos decidieron lanzarse a la lucha armada antes de que los españoles destruyeran sus planes.
A este acontecimiento se le conoció como la Conspiración de Querétaro, cuyo objetivo era constituir una junta gobernativa que tomara el poder a nombre de Fernando VII.
La casa de la corregidora se encuentra en el centro de Querétaro, y ahora es el edificio que alberga las oficinas del gobierno estatal.
Parroquia de Nuestra Señora de los Dolores
Alrededor de las cinco de la mañana Hidalgo, usando la campana de la parroquia dio el Grito de Dolores, un llamado al pueblo para levantarse en armas contra la corona española con lo que empezó formalmente la lucha por la independencia de México.
Este lugar localizado en Dolores Hidalgo, Guanajuato fue el lugar en el que el cura Miguel Hidalgo y Costilla tuvo que improvisar su llamado a las armas, después de que la conspiración fue delatada.
Este templo está considerado como uno de los mejores ejemplos del arte novohispano del siglo XVIII.
San Miguel de Allende
Esta ciudad de Guanajuato fue importante en la lucha de independencia porque aquí se incrementó significativamente el número de insurgentes gracias a la incorporación del Regimiento de Dragones de la Reina, lo cual dotó de militares profesionales.
Además en una población de este municipio de nombre Atotonilco, el cura Hidalgo entró al santuario local y tomó el estandarte de la virgen de Guadalupe, símbolo de su movimiento.
Acámbaro
Con poco más de 6000 soldados, Hidalgo, acompañado de Allende, Aldama y Abasolo inició la lucha. En pocos días entró sin ninguna resistencia en Celaya, Salamanca y Acámbaro en el estado de Guanajuato.
En este lugar, el cura fue proclamado Generalísimo de las Américas, en octubre de 1810, además fungió como cuartel militar del “Ejército Grande de América”. Aquí la lucha lucía muy optimista por lo que es uno de los eventos más importantes de la primer parte de la lucha de Independencia.
Alhóndiga de Granaditas
Este es otro lugar clave de Guanajuato donde se llevó a cabo una de las primeras victorias del ejército insurgente. El cura Hidalgo comandó el 28 de septiembre la llamada Toma de la Alhóndiga de Granaditas.
Aunque al entrar en la ciudad el insurgente intentó intimidar al intendente de Guanajuato, un marino español de nombre Juan Antonio Riaño, este se negó a entregar la plaza sin derramar sangre, por lo que reunió al regimiento local para acuartelarse en la bodega más grande de granos de toda la provincia: la Alhóndiga de Granaditas, donde también se congregaron miembros de las familias más ricas de la ciudad.
Hidalgo ordenó a Allende, (brazo armado del movimiento), lanzar a sus tropas contra el edificio.
En este episodio de la Independencia de México se dio la intervención de «El Pípila», un indígena que prendió fuego a la puerta de la alhóndiga tras atravesar una lluvia de balas escudándose con una losa de piedra.
El Campo del Gallo, Michoacán
Localizado en Tlalpujahua, en febrero de 1811 este sitio se utilizó como cuartel general y punto estratégico de la independencia desde junio de 1812.
Desde aquí su siguiente objetivo después de Guanajuato fue Valladolid, capital de Michoacán y una de las ciudades más influyentes del virreinato.
Aquí también se dio la adhesión del que fuera secretario del cura, Ignacio López Rayón y más tarde, ese mismo día, habló con su pupilo José María Morelos, en Charo, quien pidió permiso a su maestro para luchar convirtiéndose en sucesor de Hidalgo al frente de la lucha.
Toluca cayó en poder de los insurgentes el 25 de octubre y en la capital se rumoraba que un avance de los insurgentes era inevitable.
Batalla del Monte de las Cruces
Cercano a Toluca de Lerdo, en el municipio de Ocoyoacac, Estado de México, el 30 de octubre de 1810, Miguel Hidalgo y Costilla, Ignacio Allende y Juan Aldama libran una batalla con el Ejército Insurgente, dirigido contra las fuerzas de la la Corona española.
Esta victoria por más de 80 000 insurgentes fue el último bastión antes de entrar a la Ciudad de México, pero Hidalgo, queriendo evitar una masacre como la acontecida en Guanajuato, envió a sus emisarios a negociar con el virrey Francisco Xavier Venegas el 1 de noviembre. Tras el rechazo sufrido, Hidalgo dudó y se retiró rumbo al Bajío pese a la presión de Allende para continuar la lucha.
Después de esto el 7 de noviembre, Félix María Calleja derrotó a los insurgentes en la batalla de Aculco, hecho que distanció aún más a Hidalgo de Allende.
Batalla del Puente de Calderón

Templo de San Francisco de Asís, Chihuahua
Aquí fue donde estuvieron resguardados los restos de Miguel Hidalgo, antes de ser exhumados y enviados a la Ciudad de México. Este templo también es importante porque es la construcción religiosa más vieja de aquella ciudad, que data del siglo XVII.
Después de la derrota en Jalisco, los insurgentes se dispusieron a huir a Estados Unidos para comprar armamento y seguir la lucha por invitación de Ignacio Elizondo, antiguo realista ahora militante en las fuerzas revolucionarias, pero no era más que un espía.
El 21 de marzo los líderes insurgentes llegaron a Acatita de Baján (Coahuila). Primero fue aprehendido Allende, Aldama, Jiménez e Indalecio, hijo de Allende. Más tarde llega Abasolo y por último Hidalgo a caballo. Los insurgentes fueron encarcelados en las instalaciones del convento.
Los prisioneros son llevados a Chihuahua, donde se les realizaron juicios. Allende, Aldama y Jiménez fueron fusilados el 26 de junio en en el convento de San Francisco. Mientras que Hidalgo el 30 de julio en el Colegio de los Jesuitas en Chihuahua (ahora palacio de gobierno del estado).
Después fueron decapitados y sus cabezas fueron colocadas en las cuatro esquinas de la Alhóndiga de Granaditas, donde permanecieron por 10 años.
El cuerpo del cura fue sepultado en la capilla de San Antonio donde permaneció en la capilla hasta su exhumación en 1823 en que fueron trasladados a la Ciudad de México.
Fuerte de San Diego, Acapulco
La toma de esta fortificación marítima fue la hazaña más importante de José María Morelos y Pavón en el sur del país.
Miguel Hidalgo le encomendó a su pupilo Morelos levantar la insurrección en todo el sur de México, por lo que le dio especial importancia la toma del fuerte de San Diego ya que sabía que Acapulco era un lugar de entrada y salida de productos y mercancía del extranjero, así como de abastecimiento para la guerra.
Esta hazaña le llevo tres largos años que lo llevaron a fallar en los primeros intentos, habiéndolo intentado en noviembre de 1810 y dándose por vencido en diciembre.
Luego de casi dos meses de una difícil travesía por la sierra, con poca agua y alimentos; el 4 de abril de 1813 Morelos llegó a Acapulco con su ejército. Al llegar al lugar envió a un emisario para pedir la rendición y así evitar más muertes, pero los españoles se sentían seguros porque tenían 90 cañones y eran abastecidos de artillería por vía marítima.
El ejército rebelde se dividió en tres partes, tomando diferentes puntos estratégicos de la periferia y llegando incluso hasta la ciudad; para el 10 de abril el ejército de Morelos había tomado toda la periferia.
La última opción que le quedaba al comandante Pedro Antonio Vélez era refugiarse en el castillo de San Diego
El 30 de abril Morelos volvió a pedirle la rendición el capitán, sin embargo no cedió, por lo que hubo varios meses de batallas, hasta que el 20 de agosto de 1813 el ejército realista se rindió.
Después de tomar Acapulco, en septiembre de 1813, Morelos convoca el Primer Congreso Independiente, en Chilpancingo, cuyo resultado fue la Constitución de Apatzingan que declara la independencia absoluta de México con España.
Hotel Zeballos, en Córdoba, Veracruz
En el Hotel Zeballos, que originalmente albergaba a las Casas Consistoriales, Iturbide se reunió con el último virrey, don Juan O’Donojú, con quien firmó el Tratado de Córdoba, Veracruz, el 24 de agosto de 1821, que reconoció el fin de la Nueva España.
Durante los primeros años de la Independencia de México, Agustín de Iturbide peleó en las filas del ejército realista combatiendo a los insurgentes.
En las últimas etapas el gobierno virreinal había enviado al coronel a combatir a Vicente Guerrero, en el sur del territorio novohispano. Sin embargo, Iturbide consideró que no era necesaria más guerra y propuso la conciliación y declarar la independencia, pero bajo un sistema monárquico.
Con ideología opuesta a la Constitución de Cádiz, decidió pactar con las fuerzas insurgentes. Proclamó el Plan de Iguala el 24 de febrero de 1821. Más adelante, en agosto del mismo año firmó los Tratados de Córdoba con Juan O’Donojú
Reloj Chino, CDMX

Palacio de Iturbide

Fue el 15 de mayo de 1822, que el primer emperador de México salió al balcón central para ser proclamado como emperador de México por el Congreso Constitucional.
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