Por primera vez en México, el Museo del Templo Mayor exhibe el ajuar funerario de la Reina Roja, una prominente aristócrata Maya, esposa de Pakal el Grande, rey desde los 12 años, quien le dio gran esplendor a Palenque.
La tumba de la señora Tz’ak-b’u Ajaw fue cerrada hace 1.300 años, el 13 de noviembre de 672 a un costado del Templo de las Inscripciones, donde su esposo K’inich Janaab’ Pakal fue enterrado cerca al río Usumacinta, en Chiapas.
Es la primera y única mujer maya hallada dentro de un templo y un sarcófago, lo que arrojó luz al papel de la mujer en mesoamérica.
La madrugada del 1 de junio de 1994, el arqueólogo Arnulfo González abrió la tumba de la Reina Roja donde se encontraban 1140 piezas entre conchas de mar y piedras las cuales la mayor parte es jadeíta, además de decenas de huesos, todo cubierto por polvo rojo conocido como cinabrio, un mineral compuesto por mercurio y azufre, usado para conservar los restos humanos.
Primero se consiguió armar la máscara mortuoria de la aristócrata con piezas de malaquita. Después, el especialista Constantino Armendáriz reconstruyó el pectoral, la diadema y el tocado del ajuar.
Tirados a lado y lado del sarcófago, también se hallaron los huesos de un niño degollado y de una mujer a la que le sacaron el corazón, los cuales fueron sacrificados para acompañarla en su viaje por el inframundo.
¿Quién era la Reina Roja?
Su tarea era perpetuar el linaje de Pakal que gobernó casi 70 años, por lo que era conocida como la señora de la sucesión. Fue madre de Kan B’alam y K’inich K’an Joy Chitam, quienes también gobernaron Palenque.

Pakal el grande
Asimismo las inscripciones la definen como una mujer fuerte y longeva, de acuerdo a los arqueólogos, aunque murió una década antes de su esposo y quien tuvo un entierro similar al de la tumba del rey.
La gran señora maya estaba acompañada de todos los elementos que le servirían para enfrentar los peligros del mundo de los muertos, demostrando que los mayas preparaban a sus muertos para un recorrido interminable por el inframundo.
En la exposición «Reina Roja, un viaje al Xibalba» se pueden ver siete piezas: máscara, diadema, collar, pectoral, tocado, concha y figurilla, que se han colocado sobre un maniquí de fibra de vidrio con las características de la aristócrata, quien medía 1,54 metros de altura, de entre 50 a 60 años de edad.
Cabe resaltar que conforme al canon estético maya, Tz’ak-b’u Ajaw tenía una deformación intencional de su cráneo, el cual se trataba del aplanamiento de la frente y tenía la mano derecha sobre su regazo.
Ahora después de 24 de su descubrimiento el ajuar de la Reina Roja se expone por primera vez en México después de estar en Los Ángeles y Nueva York.
El Museo del Templo Mayor, en la Ciudad de México, alberga esta exposición donde estará hasta el 9 de septiembre para regresar al Museo de sitio de Palenque en Chiapas donde estará permanentemente.
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