Al caer la noche en las calles solitarias cuando no deambula ninguna alma; el silencio se rompe por un quejido lejano pero desgarrador de una mujer que reclama a sus hijo arrebatados, La Llorona.
Se dice que el llanto es tan desgarrador que los perros comienzan a aullar ante el temible llanto de una mujer con voz entre cortada que clama por sus hijos.
Sobre La Llorona se dice que es una bella mujer vestida de blanco que deambula por donde alguna vez pasó un río. Cuando hace sus apariciones se observa su figura flotando y su llanto aterrador gritando: «¡Aaaay, mis hijoooos!».
Su leyenda es una de las más arraigadas en México pues su origen se remonta a la época de la conquista cuando se avecinaba el ataque de los enemigos extranjeros.
Sin embargo, llega hasta nuestros días basada en las crónicas del fraile español Bernal Díaz del Castillo.
Qué dice la leyenda de la Llorona
Una mujer de origen indígena era amante de un caballero español pero cuando ella le pidió formalizar la relación, él se negó porque pertenecía a la alta sociedad.
Esa noche la mujer despertó a sus pequeños hijos –un niño y una niña–, tomó un puñal y los llevó al río, el cual se encontraba muy cerca de su casa. Estando ahí, ciega por el coraje, los apuñaló varias veces hasta que los dejó sin vida.
Minutos después reaccionó y, al darse cuenta de lo que había hecho, corrió desesperada por el río y emitió el escalofriante grito por el que la identificamos.
A partir de esa fatídica noche no se supo más de ella pero se la comenzaron a ver como una figura espectral deambulando en las calles y los parques de la Ciudad de México, además de los canales de Xochimilco.
El origen prehispánico de la leyenda de la Llorona
A la Llorona se le ha relacionado con la deidad mexica Cihuacóatl del náhuatl: Siwakoatl ‘serpiente hembra’‘siendo siwatl, ‘mujer’; y koatl —o kowatl—, ‘serpiente’) en la mitología mexica es la recolectora de almas que, de igual modo, es considerada la protectora de las mujeres fallecidas al dar a luz.
Se decía que por las noches se escuchaba a Cihuacóatl recorrer las calles de Tenochtitlán gritando “¡ay mis hijos!” en náhuatl, o también otra frase que decía “hijitos míos, ¿a dónde los llevaré?”.
Antes de la llegada de los españoles había hecho la premonición de la desgracia que caería sobre su pueblo, y alrededor del 1500 comenzó a hacer sus apariciones en el antiguo lago de Texcoco.
En ese entonces gobernaba el Tlatoani Moctezuma, quien tenía la predilección de recurrir a sus sacerdotes expertos en astrología para conocer lo que iba a ocurrir, quienes decían que Cihuacoatl, había salido de las aguas y bajado de la montaña para prevenir de la suerte que correrían los mexicas.
Al subir a lo alto del templo lograron ver su figura blanca vestida con una tela vaporosa que parecía flotar en dirección al oriente y su desgarrador grito: “¡ayyy mis hiiijooooooosss!., ¿dónde los llevaré para que escapen de tan funesto destino?”
Uno de los sacerdotes de nombre Tilpotoncátzin en ese tiempo poseedor de su dignidad sacerdotal., diciéndole a Moctezuma que la aparición de la Diosa Cihuacoatl era para anunciar la destrucción del imperio:
“ hombres extraños, y más sabios y más antiguos que nosotros vendrán por el Oriente y sojuzgarán a tu pueblo y a ti mismo, y tú y los tuyos serán de muchos lloros y grandes penas y que tu raza desaparecerá devorada y nuestros dioses humillados por otros dioses más poderosos.”
“¿Dioses más poderosos que nuestro Dios Huitzilopochtli, y que el Gran Destructor Tezcatlipoca y que nuestros formidables dioses de la guerra y de la sangre? – preguntó Moctezuma bajando la cabeza con temor y humildad.
Así lo dicen las predicciones, por eso la Diosa Cihuacoatl vaga por el Anáhuac lanzando lloros y arrastrando penas, gritando para que oigan quienes sepan oír, las desdichas que han de llegar muy pronto al Imperio”. Esto dejó a Moctezuma silencioso y pensativo.
Sexto presagio funesto:
Muchas veces se oía, una mujer lloraba; iba gritando por la noche; andaba dando grandes gritos:
-¡Hijitos míos, pues ya tenemos que irnos lejos!
Y a veces decía:
-¡Hijitos míos!, ¿a dónde os llevaré?Visión de los vencidos. Relaciones indígenas de la conquista
En el México colonial y aún en la actualidad, la Llorona es una mujer que se aparece en la noche, a veces en las encrucijadas de los caminos, con cabello largo y vestida de blanco, llamando con fuertes llantos y aterradores lamentos a sus hijos.
Yólotl González Torres, Diccionario de mitología y religión de Mesoamérica
Caída de Tenochtitlán: el inicio del pueblo mestizo que hoy es México
A Cihuacóatl también se le conocía como la patrona de las cihuateteo mujeres que habían muerto al dar a luz o razones relacionadas al parto, se creía que al morir iban junto con los más valientes guerreros acompañaban al Sol en su travesía al inframundo para salir cada día triunfante en el horizonte.
Cihuateteo: mujeres muertas en el parto que eran diosas y guerreras
Como dato curioso
En 1933 fue estrenada la primera película de terror del cine mexicano y se llamó La Llorona, su historia narra el origen del espectro, así como una maldición que persigue al primogénito de una familia por siglos. Aquí una interesante toma, donde aparece Coatlicue.