Desde tiempos ancestrales el jaguar es el animal más venerado en México, por ser una representación de poder, nobleza, valentía y arrojo.
En la cultura mexica lo llamaron ocelotl, asociándolo como un animal nocturno y a la deidad Tezcatlipoca, el espejo humeante, hermano de Quetzalcóatl, que representaba la noche, oscuridad, así como lo más íntimo y misterioso del ser.
La piel del jaguar se pensaba como un firmamento lleno de estrellas.
Sin embargo, el significado más relevante de este majestuoso felino fue su simbolismo relacionado con la guerra y el combate.
Inclusive, existía una orden de guerreros de élite llamada cuāuhocēlōtl o Caballeros de Jaguar.
Crónicas mesoamericanas lo relatan con cualidades de nobleza “avisado y a la vez recatado, no consiente trabajo alguno. Y tiene asco de ver cosas sucias y hediondas, y tiénese en mucho”.
Otra manera de llamar a la poderosa fiera era como tekuani o tecuane en náhuatl que significa: fiera, jaguar, tigre, animal salvaje, animal de uña, animal carnívoro como lobo, león, oso.
Lo que se resumen en sentido metafórico como animal o persona brava o valiente.
Era tan respetado este término que en México-Tenochtitlán, a gobernantes de aquella época como Motecuzoma Xocoyotzin también se les llamaba tekuani ya que algunos poderosos sacerdotes se creía que tenían el poder de transformarse en fieras, por lo que se les llamaba tecuani nahualli.
El jaguar entre los dioses mexicas
La Leyenda de Los Soles, es un mito de las eras de la creación en el que el primer Sol fue nahui océlotl Sol de Tierra, (Jaguar).
Durante este período, el cielo se desplomó, el sol no siguió caminando, se hizo de noche en pleno día y los jaguares vinieron a devorar a los hombres.
Pero cuando se creó el mundo que habitamos, en el quinto Sol, el niño buboso Nanahuatzin se sacrifica lanzándose a una gran hoguera para convertirse en Sol.
Tras él se arrojan al fuego el águila y el tigre, a quienes los tizones les quemaron sus plumas y pelo haciéndose de un color chamuscado.
Océlotl también fue nombre de uno de los días y se decía que quienes nacían bajo este signo serían buenos guerreros.
También se le relacionaba a Tepeyólotl, deidad de las montañas, ecos y terremotos.
Los mayas y el jaguar
En la cosmovisión maya, del jaguar descendió el resto de la humanidad y fue relacionado con la hechicería
Como ejemplo tenemos a los “chilames”, siendo el más conocido el Chilam Balam de Chumayel. Mientras leyenda del Popol Vuh cuenta que los gemelos Hunahpú y Xbalanqué al bajar al inframundo debían pasar una noche en la Casa de los Jaguares, de donde logran alimentándolos con huesos.
Otra aparición curiosa es cuando los cuatro primeros hombres de la creación tenían un aspecto felino revelado por su nombre que son: Balam-Quitzé (Jaguar de fuego), Balam-Acab (Jaguar de tierra), Mahucutah (Jaguar de la luna) y Iqui-Balam (Jaguar de aire).
El Jaguar, ocelotl, tecuán en nuestros días
En la actualidad muchos pueblos indígenas siguen representándolo en importantes tradiciones donde la gente se disfraza de jaguar.
A pesar de que un jaguar pesa hasta cien kilos y un ocelote apenas llega a los quince, también se le llega a llamar tigre y tigrillo en los disfraces y las danzas.
La tigrada
Las fiestas dedicadas al jaguar se representa en varios estados de México, como Morelos, Guerrero y Puebla, que aunque se parecen entre sí porque los asistentes se disfrazan del felino, cada una tiene sus particularidades.
Celebrada en el pueblo de Chilapa, en Guerrero, La Tigrada es una fiesta llena de color y tradición, realizada el 15 de agosto en época de lluvia.
Esta es una forma de agradecer a Tláloc y a la virgen de la Asunción, por los favores recibidos durante el año. La tigrada incluye festejos como danzas, mezcal y música.
Lo que distingue el disfraz de esta fiesta es la máscara de madera, decorada con espejos y colmillos parecidos a los del jabalí y el perro.
Por otro lado, en Morelos al jaguar le es llamado “Tecuani” o “Tecuan”.
Sin embargo, aquí la danza representa la persecución, cacería, muerte y repartición del tecuan o tecuani.
Mientras en Tenosique, Tabasco, a esta danza se le llama pocbó, como la flauta que toca la música, que se baila el Miércoles de Ceniza.
En Cacaxtla, Tlaxcala, guerreros van con una piel de jaguar amarrada al cuello.
Asimismo, en los Altos de Chiapas es acompañante de los hombres más importantes, curanderos y adultos con cargo. En Chamula, se le usa para colocar las ofrendas del día de San Sebastián, que llevan hasta Piedra del Jaguar, donde nace el agua.
Nombres de las danzas al jaguar en México
1.- Danza teatro de los tlacololeros (Guerrero)
2.- Danza de los tigres de Zoogocho (Oaxaca)
3.- Danza teatro de los Tlaminques (Guerrero)
4.- Danza teatro del Pochó (Tenosique, Tabasco)
5.- Danza teatro del Calalá (Suchiapa, Chiapas)
6.- Peleas de tigres (Guerrero)
7.- Porrazo de tigres (Guerrero)
8.- Danza teatro de los lobitos o Tecuanis (Estado de Mèxico)
9.- Danza teatro de los maizos (Guerrero
10.-Danza teatro de los Tejorones (Pinotepa de Don Luis, Oaxaca)
11.-Danza teatro de los Chilolos (Juxtlahuaca, Oaxaca)
12.-Danza teatro de los líceres (Santiago Tuxtla, Veracruz)
13.-Danza del Tigrillo (Mata del Tigre, municipio de Tantoyuca, Veracruz)
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