Los mayas, una de las civilizaciones más avanzadas de mesoamérica tenían ciertos códigos y tradiciones a la hora de unir parejas en matrimonio. Aquí te contamos algunos de ellos.
Se acostumbraba que los jóvenes mayas se casaran a la edad de 17 a 18 años y las muchachas de 14 o 15 años.
Los padres se empeñaban en conseguir mujeres para sus hijos, de preferencia entre muchachas de la misma clase y el mismo pueblo.
Era mal visto que un hombre se casara con una muchacha que llevara su mismo apellido o que alguien se casara con la viuda de uno de sus hermanos, con su madrastra, las hermanas de su difunta mujer o sus tías maternas. Sin embargo los matrimonios entre primos no estaban prohibidos.
Ademas los mayas tenían concertadores de matrimonio profesionales (ah atanzahob).
Las personas casamenteras ayudaban al muchacho maya a conseguir novia y después arreglaban su casamiento, para eso se precisaba la dote, las condiciones y la ceremonia. En nuestros días el dote para pedir la mano en zonas rurales es un saco de azúcar y dos rollos de tablilla de chocolate.
El matrimonio entre los mayas era de carácter matrilocal; es decir, que el hijo varón tenia que acudir a la casa de su suegro y trabajar para el, como parte de la familia por un periodo de cinco años.
Las mujeres eran celosas. A menudo peleaban entre sí a causa de los hombres. Anhelaban tener hijos y oraban a sus dioses para que les concedan, muchos y le pedían a Ixchel diosa del embarazo, que les aligerara sus dolores.
Las dificultades del matrimonio
El adulterio entre los mayas era usual, por eso tenían un código maya de delitos y castigos. Incluso todo maya que fuese descubierto con la mujer de otro hombre, era atado y llevado ante el esposo ofendido, quien tenia el derecho “a matarlo dejando caer una pesada piedra sobre su cabeza ”.
Así mismo cuando la mujer era estéril se producía el divorcio. Cuando la muerte ponía fin a un matrimonio, el viudo no podía volver a casarse, sino hasta haber transcurrido un año de la muerte de su mujer.
Las viudas estaban sujetas a numerosos tabús; el llegar a casarse otra vez entrañaba complicaciones y era un asunto problemático. La muerte, como el sexo, complicaba todo.