El mexicano Pepe Soho obtuvo el primer lugar en el Mundial de Fotografía 2017 en la ciudad de Yokohama; Japón. Certamen en el que participaron más de 26 países de todo el mundo.
La fotografía ganadora de la medalla de oro se titula Believe y fue capturada en las Torres del Paine en Chile. Sin embargo, Pepe tiene impactantes fotografías de México, su país natal.
El fotógrafo se dijo “Muy orgulloso por haber sido distinguido con este galardón, pero más orgullo siento de representar a mi país y que a través de mis fotografías el mundo entero pueda conocer lo maravilloso que es México”
De la imagen ganadora comentó “Me regresó la confianza y la vida, después de estar inmerso en el vacío de una depresión”
La historia de cómo Pepe Soho incursionó en la fotografía es increíble e inspiradora, conocela en esta entrevista:
Durante una charla dentro de su galería Lightroom Photo Gallery con el Economista, Pepe Soho habló de sus inicios: “Empecé desde los 15 años, como baterista, estudié música y percusiones, tuve la oportunidad de tocar con artistas importantes y después en el Bull Dog, lo que me permitió ahorrar dinero para después abrir las tiendas Soho”.
Cuenta que inicialmente era una tienda de discos usados, “intercambiábamos material discográfico, pero le sobraban 50 metros al local, por lo que decidí poner un poco de ropa, me enamoré del diseño de moda y eso funcionó”.
Ya que las tiendas de ropa eran un éxito, un día pasó por la calle de Masaryk y se encontró con un sótano vacío, “lo renté y se me ocurrió hacer una discoteca para mis amigos con música ochentera y le puse el Love, posteriormente se convirtió en un lugar importante para la vida nocturna del DF”.
Sin embargo, la moda y esta vida nocturna fueron las mismas que lo alejaron de su esencia. “Me sentí un poco perdido y un día decidí regalar la discoteca a mis empleados y socios para irme a la India y hacer retiros de meditación.
“Saliendo de un retiro de meditación me caí de un caballo y me rompí las dos rodillas, así anduve un tiempo por la India, pero cuando llegué a México y me operé, todo se complicó, una bacteria se alojó en mi cerebro y estuve varios meses hospitalizado.
“Pasé dos años sin salir de mi casa, lo que me llevó a una depresión profunda, al grado de querer quitarme la vida. Sin embargo, una cámara de bolsillo y mi perrito fueron mi salvavidas. En el intento por enamorarme de nuevo de la vida, sacaba a pasear a mi perrito por Chapultepec y ahí empecé a interesarme por la fotografía”.
Después, Pepe se profesionalizó, e influenciado por los consejos de la web y las maravillas que encontraba en el paisaje, montó su primera exposición fotográfica.
“Cuando veía en Instagram una foto de paisaje, sentía que todo se me movía, sentía cosas tan distintas que pensé: ‘si yo pudiera hacer sentir a alguien lo que yo siento cuando estoy frente a un paisaje, cumpliría un propósito nuevo en mi vida’”.
Así, la fotografía suplió la obsesión de la enfermedad, “un día me desperté queriendo fotografiar la Antártida, una semana después estaba ahí. Así comenzó mi aventura, pero no fue fácil, hasta que un día de tantos, con condiciones adversas en aquel lugar, desperté y vi un continente inhabitado por el ser humano, con unos pingüinos a la mitad de un iglú y una ballena que me hicieron llorar y llorar y darme cuenta que pertenecía al paisaje y la naturaleza y mi pasión por la fotografía me había llevado a ese lugar”.
“Desde ese entonces he visitado alrededor de 50 países, fue como un llamado para dejar todo, agarrar mis ahorros y visitar África, Islandia, la Patagonia, entre otros muchos lugares”.
La fotografía, una actividad espiritual
Durante la charla, Pepe reflexiona sobre un tema que para él fue un parteaguas: los caballos. “Mi conclusión es que un caballo me tiró y por esa caída se me rompieron las rodillas y fueron tres años muy malos, pero a raíz de ello descubrí la fotografía y esa es mi manera de agradecerle a este animal, porque movió todo en mi vida”.
Agrega que aunque empezó por fotografiar fenómenos espectaculares, a tres años de que comenzara con esta actividad se ha dado cuenta de que la fotografía se disfruta en cualquier lugar y momento. “Hoy mi cometido es mostrar al mundo mi México en sus momentos más gloriosos, eso implica mucha paciencia, porque para que todo se conjunte pasa mucho tiempo, por ello mi reto próximo es la Ciudad de México, donde vivo, estoy seguro de que esta ciudad tan movida tiene grandes maravillas y quiero que el mundo la conozca”.
El éxito de su fotografía
Pepe asegura que las herramientas digitales permiten a todos captar un momento y él no está peleado con esa idea, “todos tenemos derecho a congelar ese momento que te hace feliz, visto así funciona, pero si te estás perdiendo del mundo por tomar una fotografía, deberías replantear esa idea”.
Abundó: “Yo lo que hago es esperar por ese momento glorioso, si le das mucho crédito al Photoshop, le estas quitando crédito a Dios, el principal elemento son las creaciones de la naturaleza, que tardaron millones de años en hacerse. Es cierto, las herramientas digitales para editar las fotos es nuestro ahora cuarto oscuro, sin embargo, yo no modifico las cosas, no veo la necesidad, ése es el reto del paisajista, esperar las condiciones perfectas para capturar el momento”.
Hoy el trabajo de Pepe ha sido reconocido, al ser ganador del primer lugar en el Mundial de Fotografía y sus fotos se encuentran en más de 15 países.
Entrevista vía: El Economista
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