Para las antiguas civilizaciones, el planeta Venus contó con gran relevancia para la conformación de la cosmovisión que rigió su cultura en el ámbito social y religioso. Incluso por encima de los dos astros principales para la tierra, el Sol y la Luna.
Esto tenía una razón muy lógica, y es porque Venus tiene un brillo muy característico en la bóveda celeste al caer la noche y poco antes del amanecer, cuando se convierte en el astro más visible del firmamento por algunas horas.
La ubicación geográfica de la península de Yucatán y parte de Centroamérica favorecían la observación de los astros. Además fue Venus, el segundo planeta respecto al Sol, el que inspiró una mayor curiosidad en esta civilización.
Este era uno entre los 7 astros conocidos en ese entonces y al cuál le confirieron conotaciones relacionadas al renacimiento y renovación pero también a presafios funestos y devastación.
Venus, “la gran estrella”
El nombre que los mayas le dieron a Venus fue Ahzab Kab Ek, que quiere decir “la estrella que despierta a la Tierra” y Noh Ek “la gran estrella”.
También fue vinculando con la Serpiente emplumada llamada Kukulkán, en la cultura maya o Quetzalcátl para los mexicas, dediad creadora de la humanidad en el Popol Vuh, así como por su su aparición y desaparición en el firmamento.
Además, a Venus se le confería el concepto de fertilidad, así que cada primavera celebraban la renovación del ciclo vital a través del encuentro de Venus y las Pléyades (grupo de estrellas ubicado en la constelación de Tauro).
Este importante evento era la llegada de los Chicchan, un grupo de espíritus serpientes que al agitar su cascabel traían consigo lluvia e inauguraban la estación agrícola. A este respecto, se le vuelve a relacional con Kukulkan, la serpiente emplumada por ser el Señor del Trueno.
De esta manera los mayas respondían a los acontecimientos de la tierra y su entorno a partir de la observación de la bóveda celeste.
Los Mayas y Venus
La observación sistemática de Venus se puede apreciar en las escasas fuentes documentales originales de la cultura maya, como el Códice Dresde.
Aquí se puede constatar el registro del tiempo en que el planeta Venus tarda en volver al mismo punto donde fue observado originalmente desde la perspectiva terrestre. Por otro lado, en este manuscrito escrito en papel amate durante el periodo posclásico (cerca del siglo XII) se relaciona su aparición y ocultamiento en el cosmos con los eclipses y el ciclo agrícola.
El período sinódico de un planeta es el tiempo que tarda este planeta en volver a la misma configuración Tierra- planeta- Sol , es decir, al mismo lugar del cielo en relación al Sol, visto desde la Tierra.
De esta manera el ciclo sinódico de Venus de 583.92 días fue calculado por los mayas en 584 días y relacionado directamente con una cuenta de 8 años, que contenía 2 mil 920 días, los mismos que cinco ciclos sinódicos.
Inclusive los Mayas regían el paso de sus días con un calendario de 260 días, que obedecía a la trayectoria de Venus en el cielo:
Esta gran maquinaria estuvo tan presente en su religión y vida cotiana que construyeron enormes edificaciones a modo de rascacielos que funcionaban como observatorios y estelas dedicadas al planeta.
Un ejemplo, es el Templo de Venus en Chichén Itzá y otras construcciones donde hay exactas coincidencias para favorecer la observación metódicamente de sus movimientos, como el tránsito en la bóveda nocturna.
Así se viven los Equinoccios en las pirámides mayas
Asimismo, una de las pirámides más grandes del mundo Maya, Tikal, representa la unión entre la tierra y el cielo con una espectacular escalera de más de 100 escalores que favorecía la comunicación entre los sere humanos con las divinidades del cosmos.
Las pirámides Mayas y las de Egipto
Anteriormente se pensada que estos edificios en México solo eran estructuras semejantes a una montaña sin relacionarla como una tumba que alojara a un ser humano divinizado y como vehículo al acceso al más allá o vida eterna, como las pirámides de Egipto, que alojaban la tumba ubicada en la parte subterránea o enmedio e de la construcción.
Esta función, fue descubierta en la cripta del Templo de las Inscripciones de Palenque en 1952, que contenía el sarcófago del gran Pacal.
Esto deja al descubierto que el propósito de las pirámides mayas funcionaban como engranes de todo el sistema cósmico.
Datos curiosos de las Pirámides más grandes de México
Asimismo, registraron el paso de la luna creciente y menguante con una precisión de medio minuto de acuerdo a documentos rescatados en sitios mayas en Guatemala.
Las pirámides mayas se crearon para alinearse con amaneceres específicos, los equinoccios y otros eventos astronómicos, esto sobre todo durante el Periodo Clásico, hace 2 mil 800 años aproximadamente.
Otro ejemplo, digno de destacar es Chichen Itzá, donde se ubica el Templo de Kukulkán o “El Castillo” como lo llamaron los extranjeros del otro continente. Este edificio fue creado con una orientación y escaleras diseñadas para revelar el descenso de la Serpiente Emplumada en la la trayectoria del Sol en los solsticios de primavera y otoño.