Durante el año nuevo mexica tomaba lugar la renovación de energías en el plano cósmico y humano, con llamada ceremonia del Fuego Nuevo de acuerdo a los dos calendarios prehispánicos que rigieron la cuenta del tiempo.
El objetivo de este evento era la continuidad del movimiento solar y por ende del tiempo. Los pueblos prehispánicos buscaban la armonía y colaboración para mantener el equilibrio y orden del universo.
Era la celebración de la renovación del pacto con los dioses para dar vida a este mundo.
Significado en náhuatl
El Fuego Nuevo o Xiuhmolpilli, que en náhuatl quiere decir “atadura de años” era celebrado cada 52 años.
Sin embargo, existen interpretaciones de los códices que lo renovaban cada año. También había ceremonias especiales cada 4, 8 y 13 años. Aunque sólo cada 52 años se hacía una renovación de todas las imágenes y otros objetos de culto, junto con los enseres domésticos, es decir, tanto lo sagrado como lo profano.
En Mesoamérica hubieron dos grandes calendarios, el Tonalpohualli de la cuenta de 260 días y Xiuhpohualli el calendario con duración de 365 días y que daba inicio el 13 de febrero, otras fuentes lo indican el 13 de Marzo. A este último lo regían los movimientos solares.
Este año mexica lo formaban 18 meses; cada mes, 20 días, lo que daba un total de 360 días y cinco días nefastos, llamados Nemontemi. De esta manera se hacía el ajuste necesario con el paso del sol; haciendo que el ciclo mexica constara de dos veces, 52 años equivalentes a 104 años. Es decir que se atan los años.
Mientras que en el Tonalpohualli, la “atadura de años” o el Fuego Nuevo se presentaba cuando cada uno de los cuatro años Tochtli (conejo), Acatl (caña), Técpatl (pedernal) y Calli (casa) había regido trece veces. Así comenzaba un nuevo ciclo, cada 52 años.
Asimismo, existe la teoría que estos dos calendarios mesoamericanos se sincronizaban en una fecha específica en la cual se celebraba la gran ceremonia del Fuego Nuevo en varias ciudades importantes del México antiguo.
La celebración también podía coincidir con la aparición de las Pléyades en Tenochtitlán, una constelación que en náhuatl se le conocía como Tianquiztli.
Para los aztecas era de vital importancia conocer los ciclos del Sol como los movimientos astrales de la Luna, la gran estrella (Venus), Tianquiztli (las Pléyades), Mamalhuaztli (Cinturón y espada de Orión), Cólotl (Escorpión), Colotlixáyatl (Rostro de Escorpión), Citlalxanecuilli (Osa menor), Citlaltlachtli (Juego de pelota de las estrellas).
En qué consistía la ceremonia del Fuego Nuevo
Los señores de Tenochtitlán, Texcoco y Tacuba celebran este solemne evento.
Cada hogar celebraba la llegada del Fuego Nuevo con una hoguera dentro del patio de la casa y, en ocasiones, se sacrificaban algunas codornices.
También se quemaba copal y se ahumaba hacia los cuatro puntos cardinales.
Además, se compartía el tzoalli, un platillo dulce que sólo se preparaba ese día y se bebía agua hasta pasado el mediodía.
En cada hogar del valle de Anáhuac se apagaban toda clase de fuego, desde las grandes antorchas, braseros en los templos, hasta el fuego de cocina.
Asimismo, se dice que en cada casa toda familia debía desprenderse de todos sus objetos materiales en señal de desapego, para comenzar un nuevo ciclo en el que se esperaba abundancia de todo lo bueno.
El Cerro de la Estrella
La ceremonia del Fuego Nuevo se realizaba en el Cerro de la Estrella al sureste de la ciudad de México, en Iztapalapa.
Este Templo del Fuego Nuevo estaba compuesto por una pirámide, una plaza y una terraza con un centro ceremonial en forma de santuario ancestral.
Donde se encendía una impactante hoguera que podía verse desde todo Tenochtitlán, mientras se tocaba el teponaztli, el atabal, la chirimía y el caracol.
De esta enorme lumbre tomaban el fuego (que antes había sido apagado en todas partes) y lo llevaban en teas de pino a los diferentes pueblos cercanos.
Así como al Templo de Huitzilopochtli y luego a los aposentos de los sacerdotes y ministros de los ídolos.
Última celebración del Xiuhmolpilli
Esta ceremonia se realizaba cada 52 años para marcar el inicio de un atado de años, un “siglo mexica”.