Los juegos y deportes propios de una cultura transcienden su función como entretenimiento.
Suponen una expresión de las tradiciones y costumbres populares de los pueblos, una traslación de
sus valores sociales a las canchas que nos ofrece una oportunidad única para aproximarnos a la
idiosincrasia de nuestros ancestros. A continuación vamos a centrarnos en tres de los juegos tradicionales mexicanos mas relevantes de la cultura mexicana.
Pok ta pok – El juego maya de pelota
Sin duda nos encontramos con el más atávico de los deportes tradicionales mexicanos. Su juego se
rodeaba de una combinación de elementos ceremoniales, comerciales y políticos que lo convertían
en todo un acontecimiento social. Es lógico, pues, que se el Pok ta pok se conociese como el
“sagrado juego de pelota” o “el deporte de los dioses”.
Su origen está datado en hace más de tres milenios, y hay registros que indican que incluso fue
practicado por la cultura madre, la de los olmecas. A día de hoy se sigue jugando en Guatemala y
México, pese a que, tras la llegada de los conquistadores españoles, su práctica estuvo prohibida. En
la actualidad se buscan formas de recuperar su esencia y revitalizar su práctica.
El juego se planteaba como una alegoría de los procesos de vida, fallecimiento y reencarnación,
aunque también se aprovechaba su práctica como un ritual de iniciación y como una forma de
solucionar disputas entre los individuos de las clases dirigentes. En el Pok ta pok eran frecuente las
apuestas, aunque presentasen una versión rudimentaria de las apuestas deportivas actuales, que
están muy regladas.
Aunque la naturaleza exacta de sus normas todavía está sujeta a diferentes hipótesis, la más
aceptada nos presenta una contienda entre dos equipos, que representaban la luz y la oscuridad,
en la que una pelota se golpeaba con las caderas y los antebrazos con la intención de que pasase por
un aro suspendido verticalmente. Si ganaba el equipo de la luz, suponía el triunfo del Sol. Si el
vencedor era el de la oscuridad, se imponía el reino de las tinieblas.
La pelota mixteca
De orígenes prehispánicos, este juego tradicional mexicano se juega generalmente con equipos de cinco jugadores,
aunque este número puede variar. En su forma actual se sospecha que ha recibido influencias del
tenis, el jai-alai o la pilota valenciana. Su práctica está asentada en zonas de Guerrero y Oaxaca,
asociada a los mixtecos.
Con una mecánica remotamente similar al tenis, el juego comienza con el bote de la pelota en la
zona de saque. Si el rival no responde devolviendo la bola, concede un tanto. Su práctica ofrece
variantes: en Guerrero se juega con la mano al desnudo, o cubierta con un paño a lo sumo; en la
versión de Oaxaca se emplean guantes pesados (entre 3 y 6 kilogramos). En la actualidad, la pelota
está fabricada en hule (tradicionalmente era de goma) y cuenta con un diámetro próximo a los 10
centímetros.
La pelota purépecha
Según la tradición del pueblo purépecha, el origen de este juego tradicional mexicano se remonta a una época de
catástrofes originadas por el nacimiento de Marte. Para aplacar la furia del cosmos, los puepechas
inventaron este deporte. Hay restos arqueológicos que datan de hace más de 3.000 años (como los
de El Opeño, cerca de Zamora). Las mecánicas de la pelota purépecha recuerdan a las del hockey,
aunque en la más llamativa de sus variantes se juega con una pelota ardiente.
Dos equipos de seis integrantes se enfrentan en una cancha estrecha, de 150-200 metros de largo
por solo 6-8 de ancho. Cada uno de los participantes emplea un stick para golpear la pelota, y el
juego se inicia con el golpeo de los bastones de dos de los rivales para determinar el primer
lanzamiento de la bola llameante. Tocar la pelota con la mano o con el pie se considera una
infracción, al igual que levantar el palo por encima de la cadera. Para marcar un tanto hay que
superar la línea de gol del equipo rival.