Nuestros antepasados usaban el Hompak o Trompeta Maya como parte importante de sus rituales religiosos y sociales. Los conquistadores compararon su sonido con el mismo demonio porque hacerlo sonar era un llamado para que los guerreros embistieran contra los enemigos.
La trompeta maya es considerada uno de los instrumentos de viento más antiguos del mundo. Tiene su similar con el Didgeridoo australiano o Yidaki, que quiere decir “instrumento de conexión espiritual”, el cual es utilizado desde hace más de 40 mil años.
En los murales de Bonampak, los Mayas mostraron fielmente su importancia para acompañar celebraciones y batallas con la trompeta maya. También podemos verlas plasmadas en muros de los tres cuartos del Templo de los Frescos.
Además de ser usados para honrar a sus dioses en ceremonias, los mayas usaban el Hompak en fiestas, ritos, danzas, batallas, comunicación, señales, sacrificios y cacería. Aprovechaban sus sonidos más complejos para generar estados de conciencia especiales, usos terapéuticos físicos o mentales, producir efectos especiales en ritos chamánicos, representar dramas religiosos con efectos mágicos.
En 1568, Fray Diego de Landa las describió en ‘La Relación de las Cosas de Yucatán’: “tienen trompetas largas y delgadas de palos huecos, y al cabo unas largas y tuertas calabazas”. Y en efecto, nuestros antepasados elaboraban sus Hompak o “palo hueco” con materiales perecederos como corteza de árbol, o el carrizo y tenían en uno de sus extremos una calabaza para dar mayor resonancia.
Trompeta maya: alma y viento en un instrumento
El también llamado Incus Utop Chek que significa trompeta flor de árbol en maya lacandón puede ser hecho de quiote o flor de maguey cuando se seca, dándole mayor ligereza.
Por la naturaleza de sus materiales cada Hompak es único e irrepetible ya que no encontraremos cortezas de árbol o quiotes idénticos.
Como nuestros antepasados, en la actualidad utilizamos la Trompeta Maya para hacer música de sanación y así armonizar los centros energéticos o chakras y relajarnos. Las vibraciones que produce recorren el cuerpo equilibrando la energía.
El tono fundamental bajo que produce crea una atmósfera muy similar a la voz de los monjes tibetanos. Su sonido hipnótico y rítmico es tan efectivo para la meditación debido a que la respiración circular se utiliza para tocarlo, lo que requiere una inhalación y exhalación constante y repetitiva, así nuestro cuerpo recibe más cantidad de oxígeno para lograr un mayor poder de concentración, claridad mental, mayor creatividad así como energía física y mental.
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