A Xipe Tótec ‘nuestro señor el desollado‘, una de las deidades más veneradas y misteriosas en Mesoamérica, no se le conocía un templo propio, hasta ahora.
Su culto estaba relacionado a la regeneración y sus ofrendas iban dedicadas a la fertilidad de los ciclos agrícolas en primavera, pero también a las victorias bélicas.
Inclusive se le celebraban una de las fiestas más relevantes del calendario mexica, el llamado Tlacaxipehualiztli realizado en marzo y que coincidía con el equinoccio de primavera, que en náhuatl quiere decir ‘ponerse la piel del desollado’.
En esta fecha se hacía el sacrificio de cautivos elegidos por combates gladiatorios o flechamientos en enormes rocas circulares, el perdedor era desollado para glorificar a Xipe Tótec. Los sacerdotes se ataviaban con la piel del individuo, la cual depositaban en pequeños hoyos hechos en las explanadas, frente a los altares.
Es la Zona Arqueológica de Ndachjian–Tehuacán, en Puebla, la antigua ciudad donde se resguarda el primer templo dedicado a esta deidad, fueron hallados dos altares circulares de sacrificio de 3 metros de diámetro cada uno y casi 1 de altura; así como tres esculturas en piedra y diversos elementos arquitectónicos localizados en un basamento piramidal, que habrían funcionado entre 1000, 1260 y 1456 d.C.
Dos de estas esculturas fueron unos cráneos de piedra que clausuraban con tierra dos agujeros en el suelo (frente a los altares).
La tercera se trata del fragmento de una figura que corresponde a un torso desollado, por lo que no se descarta que en lo sucesivo pueda hallarse la cabeza, brazo derecho y pies (como ha sucedido con otras representaciones de esta deidad descubiertas en el área).
El arqueólogo Luis Alberto Guerrero, reconoció en la espalda de la figura una serie de acabados que simulan los amarres de la piel con la que Xipe Tótec se ataviaba, y un faldellín de plumas, rasgo poco frecuente en las representaciones de este dios prehispánico.
Este hallazgo mide aproximadamente 80 centímetros de alto y tiene un agujero en el vientre que se usaba, de acuerdo con las fuentes, para colocarles una piedra verde y ‘dotarlas de vida’ para las ceremonias”.
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Otro detalle que lo relaciona a Xipe Tótec está en el brazo izquierdo, el cual tiene una mano derecha colgada hacia atrás, que simboliza la mano del sacrificado que “quedaba colgando” luego del desollamiento ritual.
Mientras los cráneos de piedra también son de un considerable tamaño al medir aproximadamente 70 centímetros de alto y pesa alrededor de 200 kilogramos.
Estas fueron esculpidas en piedra volcánica (posiblemente riolita) material importado ya que no se localiza en la región.
El mito de Xipe Tótec
Así como su nombre lo dice el ‘Señor desollado’ era representado vestido con pieles humanas. En su mano derecha, carga un chicahuaztli –bastón que hace sonar para atraer la lluvia que habrá de germinar el maíz–, además de un tocado con plumas de quetzal y espátula rosada (un ave mitad flamingo y dinosaurio).
Según el mito de Xipe Tótec, al principio de los tiempos se sacó los ojos y se quitó la piel para hacer germinar al maíz y así alimentar a la humanidad.
Descubren primer templo dedicado a Xipe Tótec en la Zona Arqueológica de Ndachjian–Tehuacán.
Arqueólogos del #INAH comprobaron la asociación con tal deidad tras hallar 2 cráneos ‘desollados’ de piedra y una escultura fragmentada… Info: https://t.co/3eSJbIxSWg pic.twitter.com/iQu63Jh9zm— INAHmx (@INAHmx) 2 de enero de 2019