El hallazgo de un temazcal azteca ocurrió en el barrio de La Merced, en el centro Ciudad de México por un equipo de la Dirección de Salvamento Arqueológico (DSA) del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Próximos a la entrada del predio ubicado en la Calle Talavera se observan los restos del temazcal, que originalmente medía 5 metros de largo por 2.98 de ancho y fue elaborado con bloques de adobe y fragmentos de tezontle recubiertos de estuco.
En la parte central se ve la tina o pileta de agua para el baño de vapor, así como una de las banquetas que formaban parte del mismo.
Temazcaltitlan, allá se bañaron todos los mexicanos
El descubrimiento permitió localizar el lugar preciso donde se ubicaba el barrio de Temazcatitlán, uno de los más antiguos de la antigua Tenochtitlán.
En la calle Talavera de la Merced, donde se halló el temazcal fue indicado en el Mapa de Singüenza, la Crónica Mexicáyotl y el Códice Aubin la existencia de Temazcatitlán.
De acuerdo al INAH, es una sorprendente coincidencia que los orígenes del callejón afamado por los expendios donde “se visten Niños Dios”, estén vinculados con la maternidad en la época prehispánica.
El temazcal usado por una doncella
Asimismo en su Crónica Mexicáyotl, Hernando Alvarado Tezozómoc señala que en este lugar se hizo un temazcal para bañar y purificar a la doncella Quetzalmoyahuatzin, una noble mexica que había parido en Mixiuhca, “allá se bañó la madre de Contzallan, por eso se denomina Temazcaltitlan, allá se bañaron todos los mexicanos, allá se asentaron”.
En las excavaciones también se hallaron los vestigios de una vivienda que se presume fue habitada por una familia de origen noble.
Sumado a esto se hallaron diversas estructuras arquitectónicas de una curtiduría.
El director del proyecto, Esperón Calleja, destacó que es la primera vez que se cuenta con un testimonio tangible de Temazcatitlán.
Cabe destacar que esta zona fue el lugar primigenio del islote en la que ocurrió el avistamiento de las señales pronosticadas por Huitzilopochtli, como lo conmemora el monumento de “La aguilita”, en la Plaza Juan José Baz, que le hace contraesquina.